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El Puente de los Duendes


Cuando vayas de viaje por México, específicamente al municipio de Tehuacán, estado de Puebla, no olvides pasar por el famoso puente de los duendes. Existe la creencia que existen duendes en este lugar, estos seres mágicos atraen a sus víctimas llevándolos debajo del puente y jamás se les vuelve a ver.

Esta leyenda se ha consolidado con testimonios y cuentos acerca de cómo los duendes comenten sus fechorías e incluso hay personas que aseguran ser testigos de la existencia de estos Una de sus narraciones dice que un hombre logró salir, por lo que gracias a él, se conoce un poco más sobre este mito.

Cuenta la leyenda, que una noche de muy fría, un residente de la zona al salir de una conviven cia, comenzó a sentir mucho frío, así que buscó unos leños para hacer una fogata. La madera se encontraba muy cerca del Puente de los duendes.

El hombre se acercó al lugar y agarró un par de leños. Mientras caminaba de regreso escuchó el fuerte cacareo de una gallina y empezó a seguirla, ya que también tenía hambre. A pesar de que la gallina caminaba a poca velocidad, el hombre fue incapaz de alcanzarla, y ésta lo llevó hasta uno de los extremos del puente.

El hombre, asustado por conocer desde niño la leyenda, decidió cruzar el puente a toda velocidad, esperando pasar sin problema, sin embargo, estando justo a la mitad del camino, sintió que los cimientos del puente se venían abajo.



En ese momento, la gran gallina se transformó en un duende que lo arrastró abajo del puente. El sujeto empezó a rezar, lo que hizo que el duende comenzara a hacer un ruido muy fuerte y se alejara poco a poco.

Después del suceso, el hombre corrió rápidamente hasta perder el conocimiento. Al despertar, pensó que todo había sido una alucinación, sin embargo, su traje estaba cubierto de plumas blancas bañadas en sangre.

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La Leyenda de la Anima Sola

En la mitología colombiana hay muchas historias autóctonas, pero también se han incluido algunas cuyos orígenes se localizan en otras partes del mundo. El caso más conocido es el del «Anima sola«, que cuenta con múltiples versiones, llamada también Ánima Errante o la que camina sola. Pero mayormente aceptada como el Ánima del Calvario, leyenda iniciada en épocas de Cristo. Su origen y el acto que la condenada a penar por el mundo eternamente se menciona en un apartado que trata sobre la «Sed de Cristo» en las Sagradas Escrituras.

La primera de las versiones cuenta que en Jerusalén se acostumbraba que las mujeres dieran de beber agua a los sacrificados en la cruz. La joven que estuvo encomendada la tarde de Viernes Santo, solo dio agua a Dimas y Gestas (los dos ladrones que estaban junto a Cristo), pero se la negó a Jesus. Por esa razón se le condenó a sufrir la sed y el calor constante entre las llamas del Purgatorio, y desde entonces, el ánfora se vació y no podía llenarla, por lo que su trabajo no tenía fin.

Leyenda Colombiana del Anima Sola

Otra versión dice que Jesucristo iba camino al Monte Calvario, cargando la Cruz, cuando cayó frente a la casa de una mujer. Él le pidió agua para poder continuar, aunque ella sintió pena, temió más a las represalias y en vez de agua, le dio vinagre, provocando la risa de todos. Jesús la miró con compasión, pero la maldición le llegó desde el cielo en forma de rayo haciéndola arder, después San Miguel Arcángel le colocó unos grilletes con pesadas cadenas, condenándola a penar por la eternidad

En ambos casos esta Ánima Sola quedó maldita por siempre, su imagen aparece como una mujer joven de larga cabellera, encadenada y cubierta por las llamas del purgatorio, condenada a ser errante y atormentada.

Desde entonces algunos dicen que es una entidad maligna, otros creen que al ser un alma con tanto sufrimiento ya está purificada y por lo tanto tiene la capacidad de hacer milagros, por eso se le invoca tanto para el bien como para el mal. Los devotos le rezan y encienden luces para disminuir sus penas y con esto esperan algunos beneficios. Otros en cambio, la invocan con oraciones satánicas con intensión de perjudicar al prójimo.

Quienes piden al Anima Sola un favor deben cumplir su promesa al pie de la letra, tal cual lo ofrecieron si no, ella tomará venganza a través de un tenebroso encuentro. También puede aparecer ante aquellos que duden de su bondad, dejando a sus testigos sin habla durante días, incapaces de reponerse al susto de verla envuelta en llamas.

Los días del Ánima sola son especialmente el Viernes Santo y el día de Los Difuntos.
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La leyenda de Casa América

El palacio de Linares, o Casa de América, está custodiado por la diosa Cibeles en pleno corazón de la ciudad. Sin embargo, es uno de los lugares más tenebrosos y oscuros.


El misterio se respira ya desde la entrada, donde la gente aprovecha para cuchichear, con más o menos delicadeza, la leyenda del Palacio de Linare Pero quién fue el Marqués de Linares?
Pues el dichoso se llamaba José de Murga, y, a principios del siglo XIX, tuvo la mala suerte de enamorarse de una mujer cigarrera de Lavapiés con el nombre de Raimunda. Éste se lo dice a su padre, y él, que se huele algo raro con la chiquilla, decide mandar a su hijo a estudiar a Londres para que se le pase «la tontería». 

Pero no se le llegó a pasar, de hecho, su amor hacia Raimunda crecía cada vez más pese a la distancia. Entonces volvió, y se casó con ella pese a que su padre se opuso todo lo que pudo. Algo le olía mal.

José de Murga y su esposa tienen una niña, la pequeña Raimunda y poco después fallece el padre de él. Pasaron los meses, y de repente un día, dentro de un cajón, José se encuentra una carta dirigida a él en donde su padre le contaba sus aventuras amorosas en el barrio de Lavapiés, precisamente con una cigarrera.

Eso significaba que José y Raimunda eran hermanos. La pequeña niña nació fruto del incesto.Enamorados, cuando se enteraron de la locura cometida no quisieron dar vuelta atrás, y acudieron al Papa León XXIII para encontrar una solución para el problema.

La Iglesia siempre tiene una solución a todo, siempre que estés dispuesto a pagarla. En este caso, otorgó una bula papal que les permitió vivir juntos de manera pura y casta.Sin embargo, ya no había marcha atrás. Tenían una hija en común.Sin saber qué hacer, empezaron a pensar que la opinión pública sería demasiado dolorosa, y que nunca llegarían a comprender la situación. No encontraron otro remedio. Sólo podían hacer una cosa:Asesinar a su propia hija. 

Decidieron ahogarla en un pozo cercano y emparedarla.No tardaron mucho en morir los padres, dicen que ella de pena. Él se quitó la vida.Hoy en día, se sigue escuchando la voz de la pequeña llamando a sus padres por la noche, y triste se asoma por la ventana que da a la calle Alcalá agitando las cortinas, y tarareando canciones infantiles de la época.


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Leyenda de la Matlazihua



Muchos aseguran haberla visto caminando, casi flotando por las calles de Miahuatlán. Han visto a una mujer vestida de blanco caminando a altas horas de la noche y madrugada cerca del arroyo que cruza la ciudad. Aunque nadie recuerda con certeza las facciones de su rostro, una vaga imagen en la memoria de los que la han visto dicen que es una hermosa mujer, coqueta, de movimientos suaves que los seduce inmisericorde.



La Matlazihua se les aparece a los borrachos o a los enamorados que vagan por la ciudad a altas horasde la noche. En su coqueteo, los seduce a seguirla, siempre hacia el arroyo. Con sus movimientos crea un embrujo paralizante que hipnotiza a los que la siguen en la densa oscuridad. Con este encanto los arrastra hacia lugares donde crecen las plantas de huizache, una planta espinosa que se caracteriza por su fuerte olor. Los encantados por el embrujo de la Matlazihua despiertan del encantamiento sobre estas plantas, espinados y adoloridos, y su reacción es casi siempre invariable por no saber qué hacen y cómo llegaron a ese lugar.

“Mujer que enreda” era el significado de la mujer en dialecto zapoteco, se trataba de una atractiva dama, vestida de blanco, de larga cabellera y hermoso rostro. Siempre a media noche se escuchaba su caminar en las calles empedradas y solitarias de pueblos como Mihuatlán o Santa Maria Sola de Vega. En su andar, atraía de manera hechizante a cualquier hombre que se le atravesara en su camino para arrastrarlo a la perdición.

Hay tantas historias de este señuelo femenino vestido de tela blanca -casi transparente-, que aún los ancianos oaxaqueños creen o aseguran haberla visto en su época dorada y quizá haber tenido un encuentro cercano con ella.



Según la creencia en el siglo pasado, cuando el alumbrado de las calles aún se obtenía con velas de cebo, en la Ciudad de Oaxaca había un General quien se había ido de parranda con unos amigos y estos se acompañaban de esos músicos callejeros que andan en todos los moles. El grupo de eufóricos borrachos caminaban zigzagueantes y alegres por el llano de Guadalupe, hoy Paseo Juárez. Cuando de pronto… apareció ella.

Se trataba de una hermosa mujer, delgada, vestida de blanco con un rebozo negro y el pelo suelto. Ante la mirada de todos, ella hizo una irresistible señal al militar, que bien era reconocido por no tenerle miedo al enemigo en épocas de la Intervención Francesa ¿Cómo iba a rechazar hacerle caso a la bella dama? Seguido de sus encantos, el general desapareció tras seguir a la mujer y alejándose ante los ojos de todos como si fuera arrastrado por la imagen.

Al momento, todos corrieron dispersándose por todas partes: ¡La Matlazihua! ¡La Matlazihua! ¡Se lo llevó la Matlazihua! Gritaban al mismo tiempo que arrancaban la partida dejando sus sarapes, guitarras y botellas. Seguramente hasta la borrachera se les olvidó mientras huían y se perdían en la oscuridad de las calles.



Dicen por ahí que días después, el General fue encontrado hecho una desgracia, bajo el puente en donde corre el rio de Jalatlaco, cercano al panteón. Su infortunio dicen que fue por una golpiza de algunas personas quienes habían sido cómplices de aquella hermosa pero falsa visión.

Algunas lenguas afirman que la Matlazihua era una mujer real de aquella época, que ciertamente cautivaba a los hombres con su belleza, se los llevaba y los seducía; pero en medio de las caricias los despojaba de sus pertenencias como su salario o una que otra joya.

Lo cierto es que padres conservadores, tías solteronas y madres angustiadas, ordenaban a todos los varones resguardarse en casa antes del toque de oración, Así para cuando aparecía el sereno, el encargado de vigilar las calles y regular el alumbrado público con las velas de cebo, todos debían estar en casa ya que alguna bella imagen podría reaparecer.

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Sacrificios Humanos En Construcciones


Hitobashira

(人柱 pilar humano?), practicado antiguamente en Japón, es un sacrificio humano, donde el sacrificado es enterrado vivo debajo de o cerca de edificios de gran escala como diques, puentes, y castillos, como una oración u ofrenda a los dioses para que el edificio no sea destruido por desastres naturales como inundaciones o por ataques enemigos. Las víctimas sacrificiales solían ser voluntarios, de casta samurai, quienes ofrendaban su vida en honor a su señor.

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Kuchisake Onna (口裂け女).

Si vas a Japón, ten mucho cuidado si decides salir a caminar por las calles a altas horas de la noche.

La leyenda dice que hace mucho tiempo había una preciosa pero vanidosa mujer que se casó con un samurai. La bellísima mujer era pretendida por muchos hombres y acostumbraba a engañar a su marido. El samurai sabía de las infidelidades de su esposa por lo que un día en un ataque de celos y furia le cortó la boca de un lado a otro mientras gritaba:¿Piensas que eres hermosa?

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La Leyenda Del Boitatá



El Boitatá es una leyenda muy conocida en algunas regiones de Brasil. Su origen es de la mitología Tupí-Guaraní, y está representada por una enorme serpiente de fuego que sobrevuela las selvas protegiendo la vida que existe por allí. Su propio nombre, en Tupí, representa "serpiente de fuego".




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La Leyenda del Jinete Sin Cabeza


La verdadera historia de Jack O'Lantern el jinete sin cabeza: la leyenda irlandesa que dio origen a la popular calabaza de Halloween


Halloween y miles de personas lo celebran poniendo una lámpara hecha con una calabaza a la puerta de su casa. Pocos, sin embargo, saben que esta simpática tradición se remonta a la Irlanda del siglo XVII, a la fatídica noche en la que un herrero llamado Jack quiso engañar al diablo y perdió.


La leyenda de Stingy Jack se pierde en las profundidades del folklore celta. De hecho, la propia fiesta de Halloween (una contracción de la expresión All Hallows’ Evening o víspera de todos los santos) ya se celebraba mucho antes de que llegara la tradición de tallar caras siniestras en calabazas. Halloween es uno de los tres días de fiesta con los que la iglesia trató de cristianizar la celebración pagana del Samhain.

La noche del Samhain, las barreras entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos se vuelven más finas y los espíritus caminan por la Tierra. Una de las formas en la que estas almas de los difuntos se manifiestan es en forma de pequeñas llamas que pueden verse al anochecer en lugares como pantanos y cementerios. Hoy sabemos que esas llamitas azuladas se deben a pequeñas nubes de gas procedentes de materia en putrefacción que arden brevemente al oxidarse, pero en el Siglo XVII, los fuegos fatuos se llamaban Will O’Wisps o Jack O’ Lanterns, e inspiraban tanto temor como leyendas. Una de estas leyendas cuenta precisamente el terrible destino de un hombre llamado Stingy Jack.



Stingy Jack era un herrero (según otras versiones era un simple ladrón) que una noche salió a beber con el mismísimo diablo. Después de muchos tragos, el tacaño de Jack no quería pagar la cuenta, así que convenció al diablo para que se convirtiera en moneda. El diablo así lo hizo, pero Jack se guardó la moneda en el bolsillo junto a una cruz de plata que impidió al diablo recuperar su forma original. Tras usar la moneda varias veces, Jack dejó ir al diablo con la promesa de que no se llevaría su alma al infierno.

En otras versiones de la historia, Jack convence al diablo para que se suba a un árbol a recoger unas manzanas. Cuando el diablo las hace caer, Jack dibuja una cruz en el tronco del árbol para impedirle bajar y se lleva la fruta. De nuevo, el herrero deja ir a Belcebú tras hacerle prometer que no se lo llevará al infierno.



Cuando Jack murió, San Pedró le negó la entrada al cielo por sus muchos pecados. El alma de Jack viajó entonces al infierno pero el diablo, fiel a su promesa, también se negó a dejarle entrar, condenándole a vagar por el mundo para toda la eternidad. Cuando Jack, aterrado, se quejó de que no podía encontrar el camino en la oscuridad, el diablo le arrojó un ascua del infierno para que se iluminara. El ascua quemaba, así que Stingy Jack talló un nabo que llevaba consigo y metió el ascua dentro. Desde entonces su espíritu atormentado vaga por la tierra como Jack O’ Lantern, Jack el de la linterna.



En el siglo XVII, los irlandeses y escoceses celebraban halloween encendiendo pequeñas lámparas en las entradas a sus casas para que ahuyentaran a los malos espíritus y a las almas perdidas como la de Stingy Jack. En las zonas rurales tallaban nabos, remolachas o patatas con caras siniestras y metían una pequeña vela en su interior.

La costumbre de tallar calabazas no llegó a Estados Unidos hasta el siglo XIX de la mano de varias oleadas de colonos irlandeses. Sin embargo, no está claro cómo se pasó de los nabos a las calabazas. Probablemente fueran más abundantes en Estados Unidos y más fáciles de tallar. El relato de 1820 Sleepy Hollow escrito por Washington Irving ya hacía referencia a una calabaza como señal característica del jinete sin cabeza. Con todo, la primera referencia no literaria a las calabazas de Halloween data de 1834. Desde entonces la tradición no solo no ha cesado, sino que se ha extendido a todo el mundo.


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La verdadera historia del Exorcismo de Emily Rose

Anneliese Michel era una joven común y corriente, un poco retraída, parte de una familia profundamente católica en Leiblfing, Alemania. Sus padres, ella y sus tres hermanas iban a misa al menos dos veces a la semana. Cuando tenía 16 años empezó a convulsionar de la nada y se le diagnosticó epilepsia. Presentó, además, un cuadro de depresión profunda y la hospitalizaron. A los veinte años, ya no toleraba ver objetos religiosos y había comenzado a oír voces.



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El Huay Pek ( El perro brujo)

 por Sonia Iglesias

El Huay Pek ( El perro brujo)



En el poblado de Ticul, Yucatán, vivía, a finales del siglo XVII, un curandero que se llamaba Juan Moo. Este brujo tenía la capacidad de transformarse en Huay Pek, el Perro Brujo. Dicho curandero se destacaba por su poderosa personalidad y se le conocía como unos de los más acertados médicos populares, a quien llamaban de Campeche y de Quintana Roo, por su extendida fama. Juan Moo era muy respetado entre la población, aun cuando las autoridades eclesiásticos no le aceptaban y lo tildaban de pagano. Quién sabe porqué no le había arrestado la Santa Inquisición.


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