Esta es la leyenda de éste famoso palacete Madrileño, La
popularmente conocida como “Casa de las siete chimeneas”. Edificio mítico y
misterioso como pocos en Madrid y que desde su construcción, allá a finales del
siglo XVI, siempre ha estado rodeado de hechos un tanto oscuros.
Conspiraciones, amores prohibidos, muertes en extrañas circunstancias e incluso
un motín tan famoso como el de Esquilache han sucedido en su interior.
Se cuenta que la bella Elena fue una de tantas amantes del
controvertido Felipe II y que éste, como solía hacer cuando alguna de sus
amantes se ponía en exceso pesada, arregló su boda con militar del noble linaje
de los Zapata. El nuevo matrimonio estrenó el palacete, que por otro lado fue
la única construcción civil que realizó Felipe II, aunque también se comenta
que fue construido por el padre de Elena, que era montero del rey, y que éste
se lo regaló a su hija tras la boda. En fin, la cuestión es que poco les duró
el matrimonio, pues el capitán Zapata partió a la guerra de Flandes pocos meses
después de contraer matrimonio con Elena y allí falleció en las primeras
contiendas.
En este punto Elena queda sola en el enorme caserón, las
malas lenguas y los chismorreos de la corte contaban que por las noches, un
Felipe II embozado para pasar desapercibido, acudía puntual a la cita con su
amante. Estos rumores se extendieron como la pólvora cuando una mañana Elena
apareció muerta en su alcoba.
Hay que tener en cuenta que en la época de los sucesos, Ana
de Austria se encuentra en la corte para convertirse en la cuarta esposa de
Felipe II. ¿Sabía Ana de la existencia de Elena y decidió eliminar el problema
cortando por lo sano? ¿Presionó Elena al rey para ser algo más que una simple
amante y fue él quien acabó con ella? La respuesta a estas preguntas siempre
será un misterio. Para más inri, el cadáver de Elena desapareció en extrañas
circunstancias y a los pocos días, el padre de ésta apareció colgado de una
viga.
En este punto fue cuando comenzó la leyenda tras los rumores
de que en noches oscuras se veía el fantasma de la doncella en el tejado de la
casa, aunque en aquel entonces todavía no era conocida por sus chimeneas. Esta
remodelación fue ordenada por Baltasar Cattaneo unos años después tras comprar
el inmueble, algunos atribuyen un significado simbólico a sus siete chimeneas,
y dicen que simbolizan los siete pecados capitales.
Aunque la historia de esta casa no acaba aquí, ni mucho
menos. Años después, todavía con Felipe II como monarca, otra joven muere en su
misma noche de bodas con un viejo hacendado Indio. Parece ser que la joven
esposa también tenía ciertos encuentros con el pendenciero rey. La joven
apareció en los sótanos del palacete con un puñal clavado en el pecho y las
arras, regalo del rey, esparcidas a su alrededor. No son pocos los que aseguran
que esta doncella también vaga todavía hoy en día por los sótanos de la casa.
Una última muerte se produjo en la casa durante el motín de
Esquilache, ministro de Hacienda de Carlos III en el año 1766. El pueblo,
enfurecido por las medidas represoras del marqués, acudió en turbamulta hasta
la casa con la sana intención de lincharlo. Por suerte para él, no se
encontraba en la casa y el populacho la tomó con uno de sus mayordomos que
ofreció cierta resistencia, muriendo el pobre a garrotazos.
Durante casi cuatrocientos cincuenta años, la casa ha pasado
por muchas manos, siempre de familias nobles. Embajadores, terratenientes,
mercaderes… a finales del siglo XIX, la casa fue reformada para convertirse en
sede del Banco de Castilla y durante éstas reformas el cadáver de una mujer,
junto con una bolsa con monedas de la época de Felipe II, fue descubierto entre
los muros de los sótanos, volviendo a poner de moda las viejas leyendas de éste
mítico y legendario edificio de la capital española y, para que la cosa no se
olvide en nuestros días, en el año 1960, otras reformas volvieron a desenterrar
los restos de otro esqueleto emparedado, ésta vez masculino y hasta día de hoy,
anónimo. En la actualidad el edificio se usa como sede del ministerio de
cultura, está en perfecto estado de conservación y todo indica que, por lo
menos, la leyenda seguirá viva durante muchísimos años más.