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La Verdadera Historia de la Muñeca Annabelle


Se remonta a 1970, cuando una mujer compró la muñeca y la entregó como regalo de cumpleaños a su hija Donna, quien estudiaba para ser enfermera y vivía con otra de sus compañeras de clase, Angie.La muñeca formó parte de la decoración de su habitación, hasta que comenzaron a notar cosas extrañas: se movía por sí misma.

En un principio era difícil notar que la muñeca se había movido, pero luego se volvió evidente. Por ejemplo, ambas dejaban la muñeca en una esquina y cuando volvían a la habitación la encontraban sobre la cama con las piernas y los brazos cruzados.

Otras veces dejaban la muñeca en una de las habitaciones y cuando regresaban la encontraban en la cocina o de pie recargada contra la pared en alguna otra parte de la casa.
Además, Donna y Angie comenzaron a encontrar notas escritas donde alguien pedía ayuda. Aunque ambas intentaban encontrar una explicación racional a lo que ocurría, los sucesos extraños continuaron.

Un día, ambas notaron que la muñeca se había movido, pero notaron también algo más extraño y aterrador: tenía manchas de sangre en la espalda, en sus manos y en el pecho. Fue en ese momento que decidieron contactar a una médium, para que les ayudara a entender qué ocurría.


La médium les dijo que la muñeca estaba poseída por el espíritu de Annabelle Higgins, una pequeña que había sido encontrada muerta a los siete años en la propiedad antes de que los apartamentos fueran construidos.

Los Warren afirman que a través de la médium la muñeca pidió a Donna y Angie que la adoptaran y que la quisieran, pero pronto se dieron cuenta que esto fue sólo una treta, al darse cuenta que dentro de la muñeca había un espíritu maligno. Uno de los amigos de ambas, Lou, les había pedido que se deshicieran de la muñeca. Una noche el joven despertó de una pesadilla y se dio cuenta que no se podía mover. Cuando vio alrededor notó que Annabelle estaba cerca de sus pies. La muñeca entonces comenzó a subir por su cuerpo e intentó ahorcarlo. Sin aire, Lou terminó desmayándose.



Cuando despertó al día siguiente él sabía que no había sido un sueño, por lo que decidió deshacerse de la muñeca él mismo. Pero el joven entonces sufrió otra experiencia aún más terrible cuando se encontraba en compañía de Angie, revisando unos mapas previo a un viaje que realizarían. Ambos comenzaron a escuchar ruidos desde la habitación de Donna. Cuando Lou entró, no notó nada extraño, salvo a Annabelle es una esquina de la habitación. Cuando se acercó a la muñeca, sintió que alguien estaba detrás de él. Lou volteó pero no vio a nadie. De pronto, sintió que algo lo estaba atacando y en su pecho notó que algo le hacía tres marcas verticales y luego cuatro horizontales, formando la marca de la bestia, además de que comenzó a sangrar. Fue en ese momento contactaron a los Warrens, quienes decidieron tomar el caso e iniciar una investigación.



Ambos les explicaron a los jóvenes que la muñeca no estaba poseída por una niña, sino por un demonio y que a través de la médium este los había engañado.Con la ayuda de un cura, los Warren realizaron un exorcismo a la casa para liberarla de espíritus. Luego decidieron llevarse a la muñeca con ellos para evitarles más problemas a las jóvenes.

Los Warren afirmaron que durante el viaje entre el apartamento y su casa, la muñeca hizo que el auto casi se estrellara en varias ocasiones. La única forma de calmar al demonio que tenía poseída a la muñeca fue rociarla con agua bendita.

Cuando los Warren llegaron a su casa, siguieron los fenómenos extraños por varios días: la muñeca levitó en varias ocasiones y comenzó a cambiar de posición dentro de la casa, apareciendo a veces dentro de las habitaciones.

La muñeca fue causante de al menos dos accidentes, uno de ellos fatal, sufrido por personas que supuestamente se burlaron de ella.

Un cura llamado Jason Bradford, quien estaba de visita en la casa de los Warren, se dirigió a la muñeca y le dijo: "Tú no puedes causarle daño a nadie, Annabelle". El padre estuvo involucrado en un accidente de auto luego de dejar la casa el cual casi le cuesta la vida, cuando el coche que conducía perdió los frenos antes de llegar a una intersección.

La muñeca entonces fue puesta dentro de la vitrina, donde se encuentra hasta la fecha. Los Warren afirma que un par de jóvenes visitaron el Museo del Ocultismo y se burlaron de la muñeca.Luego de abandonar el lugar, a pedido del dueño, el joven que conducía una motocicleta perdió el control y se estrelló contra un árbol. En el lugar él murió instantáneamente, mientras que la mujer que lo acompañaba estuvo hospitalizada por un año.



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Demonio de Jersey


El Diablo o Demonio de Jersey, es una criatura pseudocríptida, perteneciente a la cultura popular estadounidense. La criatura se describe a menudo como un bípedo volador con pezuñas, pero hay muchas variaciones. La descripción más común es la de una criatura similar al canguro con la cara de un caballo, la cabeza de un perro, correosas alas de murciélago, cuernos sobre la cabeza, brazos pequeños terminados en manos con garras, pezuñas hendidas y una cola bifurcada. Se ha informado que puede moverse rápidamente para evitar el contacto humano, y a menudo se le describe como capaz de emitir un "espeluznante grito."




El origen más aceptado de la historia, en lo que se refiere a residentes de Nueva Jersey, se inició con la madre Leeds y es el siguiente:



"Se dice que Madre Leeds tuvo 13 hijos, y después de dar a luz a su hijo numero 12, declaró que si tuviera otro, sería el Diablo. En 1735, Madre Leeds entró en trabajo de parto en una noche tormentosa. Reunidos en torno a ella estaban sus amigos. Madre Leeds era supuestamente una bruja y el padre del niño era el mismo Diablo. El niño nació normal, pero luego cambió de forma. Pasó de un bebé normal a una criatura con pezuñas, cabeza de caballo, alas de murciélago y un cola bifurcada. Gruñó y gritó, y luego mató a la partera antes de volar por la chimenea. Recorrió las aldeas y después se dirigió hacia los pinos. En 1740 un clero exorcizó al demonio por 100 años y no fue visto de nuevo hasta 1890."



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La Leyenda de la Planchada


De esta leyenda hay muchas versiones, pero la más sonada ocurrió en el Hospital Juárez, fundado en 1857, y ubicado desde entonces en el cruce de las calles José María y Fray Servando, colonia Centro. Se dice que en ese lugar trabajó una atractiva mujer llamada Eulalia, cabello rubio y ojos claros, pero lo más característico de ella era su uniforme bien planchado y limpio.



La planchada

Cuentan que además de ser muy bella, también estaba muy comprometida, en todo momento mostraba amabilidad, tanto con el personal como con los pacientes, y así siguió, hasta que una mañana llegó al hospital un joven médico de nombre Joaquín, que, según se dice, era un hombre guapo, alto e inteligente.

Pero en aquella ocasión Eulalia no tuvo el gusto de hablar con él, ya que se encontraba atendiendo a uno de sus pacientes, tiempo después supo por voz de otros que el nuevo doctor era arrogante y grosero, por lo que no le interesó tener trato con él.


Un día le pidieron que ayudara al doctor Joaquín a extraer una bala de un paciente, en ese momento surgió el flechazo, varias veces le advirtieron a Eulalia que ese hombre no era buena persona y que además tenía amoríos con otras enfermeras, pero ella no hizo caso y en pocos días se hicieron novios.


Fachada Hospital Juárez

Al paso de un año, él le propuso matrimonio, situación que llenó de alegría a la enamorada enfermera, sin embargo tenían que esperar un poco para la boda, ya que el doctor Joaquín tenía que viajar durante 15 días a un seminario. Antes del viaje, él le pidió que le planchara un traje y que en la tarde pasaría por él, cuando el médico pasó a recoger el tacuche, se despidió, no sin antes prometer amor eterno.



Así pasaron varios días, ella atendiendo a los enfermos con la devoción que la caracterizaba. En una ocasión se encontraba en uno de los pasillos del hospital cuando una mano en la espalda la sorprendió, era un joven enfermero que se acercó a ella, para invitarla a una fiesta y de paso le confesó su amor, ofendida respondió que no, y le recordó que ella sostenía una relación con el doctor Joaquín.

Pero en aquella ocasión Eulalia no tuvo el gusto de hablar con él, ya que se encontraba atendiendo a uno de sus pacientes, tiempo después supo por voz de otros que el nuevo doctor era arrogante y grosero, por lo que no le interesó tener trato con él.

A partir de ese momento la vida de Eulalia cambiaría, ya que se enteró por boca de ese joven que su enamorado se encontraba de luna de miel y que además había renunciado al hospital. Con la esperanza de que aquello fuera mentira, corrió al registro para averiguar si la noticia era cierta, y efectivamente, él había renunciado.
 
A raíz de ello, la enfermera impecable y amable se fue, se volvió una mujer amargada y que además dejó de realizar su trabajo con el mismo entusiasmo. Dejó de preocuparse por su aseo personal, además de que también descuidó a sus pacientes, maltratándolos y causando la muerte de muchos al no medicarlos correctamente.



Corrieron los años y ella cayó enferma, formando parte de los pacientes del Hospital Juárez. Se cuenta que ella se arrepintió de causar tanto sufrimiento a los internos y hasta antes de morir lo hizo saber. Desde el día de su muerte se dice que ronda el alma en pena de la enfermera por el hospital para pagar su culpa y hay quienes aseguran haberla visto con su uniforme bien planchado y limpio.
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Números Malditos

Hay gente que pagaría por un número de teléfono extravagante o fácil de recordar, incluso los hay macabros que pagan una fortuna por un número que se rumorea esta maldito, pero cuando fallecen  todos los diferentes propietarios del número en cuestión por causas no naturales, hay que empezar a pensárselo.

Tal vez se trate de miedo a lo desconocido, o tal vez se trate de verdaderos poderes oscuros que están cogiendo forma mediante nuestra tecnología. Cualquiera que sea el caso, una de las maldiciones más extrañas es la relacionada con los números de teléfonos. Queda a tu responsabilidad.



Acontinuacion, te presentare algunos numeros "malditos" y las historias detras de estas:

666


Puede que se trate del numero que mas obio para marcar, hay rumores por internet que hay veces en el que contesan y pueden llegarse a escuchar desde susuros muy leves hasta gritos desgarradores.

666666666


Es una modificacion del caso anterior, yo intentando marcar al numero, me da linea, y al momento de que contestan, algo o alguen menciona unas palabras, e instantes despues, se corta la llamada, son algunas las ocaciones en las que te devuelven la llamada.



6302967536


El caso de este numero es un tanto especial, ya que en caso de que te contesten la llamada, tienes que mencionar el nombre de alguna persona, y a dicha persona le llegara una maldicion, que puede causar daño (tanto fisico y psicologico). No entres en panico, porque si no mencionas ningun nombre, te caera dicha maldicion a ti.

+528331842868


Se rumorea que es el antiguo numereo de un hospital mexicano demolido en 1920, las personas que comentan haber marcado dicho numero, afirman que les contesta una voz espectral.

0888888888


Segun afirman, despues de marcar a dicho numero, en algunas ocaciones se llegan a escuchar algunas psicofonias, ademas despues de colgar, llegan llamadas de numeros privados.


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El misterio del Manuscrito de Voynich

El Manuscrito Voynich es un libro ilustrado, de contenidos desconocidos, escrito por un autor anónimo en un alfabeto no identificado y un idioma incomprensible, el denominado voynichés. Aunque no se sabe cuándo fue escrito, según pruebas del carbono 14, el pergamino en el cual está escrito fue fabricado entre 1404 y 1438.



El nombre del manuscrito se debe al especialista lituano en libros antiguos Wilfrid M. Voynich (1865-1930), quien lo adquirió en 1912. Actualmente está catalogado como el ítem MS 408 en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos de la Universidad de Yale.



El manuscrito ha sido objeto de intensos estudios por numerosos criptógrafos profesionales y aficionados, incluyendo destacados especialistas estadounidenses y británicos en descifrados de la Segunda Guerra Mundial. Hasta febrero de 2014 ninguno había conseguido descifrar una sola palabra. Esta sucesión de fracasos ha convertido al manuscrito en el Santo Grial de la criptografía histórica, pero a la vez ha alimentado la hipótesis de que el libro no es más que un elaborado engaño, una secuencia de símbolos al azar sin sentido alguno.



El libro tiene alrededor de 240 páginas de pergamino, con vacíos en su numeración (la cual es aparentemente posterior al texto, quizás del siglo xvi), lo que sugiere que varias páginas se habían extraviado ya antes de su compra por Voynich. Para evitar extravíos posteriores, el padre Theodore C. Petersen lo fotocopió en 1931, repartiendo dichas copias entre varios investigadores interesados en su estudio e intento de traducción.

Se utilizó pluma de ave para escribir el texto y dibujar las figuras con pintura de colores; según se puede apreciar, el texto es posterior a las figuras, ya que en numerosas ocasiones el texto aparece tocando el borde de las imágenes, algo que no ocurriría si estas hubiesen sido añadidas posteriormente.



El texto (llamado voynichés) fue claramente escrito de izquierda a derecha, con un margen derecho desigual. Las secciones más largas se encuentran partidas en párrafos, a menudo con "viñetas" en el margen izquierdo. No hay evidencia de signos de puntuación.

Este enigmático texto anónimo del siglo XV ha desconcertado a historiadores y criptógrafos desde su descubrimiento en el siglo XIX. La sucesión de fracasos en su traduccion había convertido al manuscrito en el Santo Grial de la criptografía histórica.



El pergamino de más de 200 páginas consta de seis secciones: herbario, astronómica, biológica, cosmológica, farmacéutica y recetas

Todavía hoy , nadie ha logrado determinar  lo qué es, algunos sospechan que puede ser   un texto cifrado por algún científico del siglo XV, y otros advierten que puede ser  un conjunto de textos y dibujos sin sentido alguno. Hasta hay personas que especulan con la posibilidad de que se trate de un trabajo extraterrestre de los annunakis. Por supuesto, nada de esto ha podido ser demostrado aún.

En definitiva, el manuscrito está  causando gran frustración en el campo científico,   no se ha logrado una traducción de lo podría ser   una enciclopedia científica muy avanzada




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La misteriosa transmisión de la estación de radio UVB-76


UVB 76 es una estación de radio rusa.  A la estación se la conoce como The Buzzer, o “El timbre” o “El zumbido”. Transmite en una frecuencia de 4625 khz, las 24 hs. del día, de forma ininterrumpida hace aproximadamente 40 años. Emite un zumbido repetido a un promedio de 25 pulsos por minuto; un minuto antes de cada hora, las pulsaciones cambian a un tono continuo, que termina a la hora en punto y luego todo vuelve a empezar.

A veces, se han escuchado conversaciones lejanas y otros ruidos desde atrás del micrófono, lo que quiere decir que el zumbido no se genera internamente sino que se transmite con un dispositivo colocado detrás del micrófono en directo, y que está siempre abierto. También es posible que alguien active el micrófono accidentalmente, como en el caso del 3 de noviembre de 2001, cuando se escuchó una conversación en ruso entre dos personas: primero se aprecia la voz de un hombre diciendo “Soy el 143 no recibo el oscilador” seguida de la voz de una mujer alegando que “Eso viene de la sala de operaciones“. Curiosamente, esas mismas voces volvieron a aparecer realizando una cuenta del 1 al 10 en varias ocasiones.



El 3 de diciembre de 2002, en el horario de mantenimiento: 7:00 – 7:50 UTC, se pudo escuchar una voz masculina probar el micrófono. Ocho años más tarde, el 2 de septiembre de 2010 se pudo escuchar varias veces un fragmento del Lago de los cisnes de Chaikovski.

El 7 de septiembre de 2010, la emisora cambió de nombre, pasó de llamarse UVB-76 a MDZhB (Mijail Dimitri Zhenia Boris) a lo que luego siguió uno de los tantos mensajes enigmáticos:

 “0-4-9-7-9 D-R-E-N-D-O-U-T 19-76-28-09 T-E-R-E-N-S-K-I” y continuaron los zumbidos.

La radio ha sido y aun es parte de polémicas y debates ya que no se conoce el origen ni la razón de la estación de radio. Actualmente el gobierno ruso dice que la estación esta fuera de uso. Sin embargo la radio sigue emitiendo los pulsos. Son muchas las teorías que se construyen alrededor de la radio, desde teorías que dicen que los pulsos son mensajes cifrados para espías, así como también se habla de un mecanismo de defensa nuclear creado por la URSS donde si la radio dejase de emitir los pulsos se activaría un bombardeo a objetivos preestablecidos, hasta que los sonidos emitidos son enviados al espacio exterior.

El transmisor de la estación estaba ubicado en Povarovo, Rusia, el cual estaba a medio camino entre Zelenograd y Solnechnogorsk a unos 40 km de Moscú y a 10 km al Norte de Zvenigorod. La localización y el indicativo de llamada eran totalmente desconocidos hasta la primera transmisión de voz en 1997.

La estación emplea unos transmisores Molniya-2M (PKM-15) Molniya-3 (PKM-20) y un Viaz-M2 como transmisor de seguridad. También usa una antena dipolo horizontal VGDSh h ? 20 m

Versión online: http://uvb-76.net/



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Fantasma de la Casa de las Siete Chimeneas




Esta es la leyenda de éste famoso palacete Madrileño, La popularmente conocida como “Casa de las siete chimeneas”. Edificio mítico y misterioso como pocos en Madrid y que desde su construcción, allá a finales del siglo XVI, siempre ha estado rodeado de hechos un tanto oscuros. Conspiraciones, amores prohibidos, muertes en extrañas circunstancias e incluso un motín tan famoso como el de Esquilache han sucedido en su interior.

Se cuenta que la bella Elena fue una de tantas amantes del controvertido Felipe II y que éste, como solía hacer cuando alguna de sus amantes se ponía en exceso pesada, arregló su boda con militar del noble linaje de los Zapata. El nuevo matrimonio estrenó el palacete, que por otro lado fue la única construcción civil que realizó Felipe II, aunque también se comenta que fue construido por el padre de Elena, que era montero del rey, y que éste se lo regaló a su hija tras la boda. En fin, la cuestión es que poco les duró el matrimonio, pues el capitán Zapata partió a la guerra de Flandes pocos meses después de contraer matrimonio con Elena y allí falleció en las primeras contiendas.




En este punto Elena queda sola en el enorme caserón, las malas lenguas y los chismorreos de la corte contaban que por las noches, un Felipe II embozado para pasar desapercibido, acudía puntual a la cita con su amante. Estos rumores se extendieron como la pólvora cuando una mañana Elena apareció muerta en su alcoba.

Hay que tener en cuenta que en la época de los sucesos, Ana de Austria se encuentra en la corte para convertirse en la cuarta esposa de Felipe II. ¿Sabía Ana de la existencia de Elena y decidió eliminar el problema cortando por lo sano? ¿Presionó Elena al rey para ser algo más que una simple amante y fue él quien acabó con ella? La respuesta a estas preguntas siempre será un misterio. Para más inri, el cadáver de Elena desapareció en extrañas circunstancias y a los pocos días, el padre de ésta apareció colgado de una viga.

En este punto fue cuando comenzó la leyenda tras los rumores de que en noches oscuras se veía el fantasma de la doncella en el tejado de la casa, aunque en aquel entonces todavía no era conocida por sus chimeneas. Esta remodelación fue ordenada por Baltasar Cattaneo unos años después tras comprar el inmueble, algunos atribuyen un significado simbólico a sus siete chimeneas, y dicen que simbolizan los siete pecados capitales.



Aunque la historia de esta casa no acaba aquí, ni mucho menos. Años después, todavía con Felipe II como monarca, otra joven muere en su misma noche de bodas con un viejo hacendado Indio. Parece ser que la joven esposa también tenía ciertos encuentros con el pendenciero rey. La joven apareció en los sótanos del palacete con un puñal clavado en el pecho y las arras, regalo del rey, esparcidas a su alrededor. No son pocos los que aseguran que esta doncella también vaga todavía hoy en día por los sótanos de la casa.

Una última muerte se produjo en la casa durante el motín de Esquilache, ministro de Hacienda de Carlos III en el año 1766. El pueblo, enfurecido por las medidas represoras del marqués, acudió en turbamulta hasta la casa con la sana intención de lincharlo. Por suerte para él, no se encontraba en la casa y el populacho la tomó con uno de sus mayordomos que ofreció cierta resistencia, muriendo el pobre a garrotazos.

Durante casi cuatrocientos cincuenta años, la casa ha pasado por muchas manos, siempre de familias nobles. Embajadores, terratenientes, mercaderes… a finales del siglo XIX, la casa fue reformada para convertirse en sede del Banco de Castilla y durante éstas reformas el cadáver de una mujer, junto con una bolsa con monedas de la época de Felipe II, fue descubierto entre los muros de los sótanos, volviendo a poner de moda las viejas leyendas de éste mítico y legendario edificio de la capital española y, para que la cosa no se olvide en nuestros días, en el año 1960, otras reformas volvieron a desenterrar los restos de otro esqueleto emparedado, ésta vez masculino y hasta día de hoy, anónimo. En la actualidad el edificio se usa como sede del ministerio de cultura, está en perfecto estado de conservación y todo indica que, por lo menos, la leyenda seguirá viva durante muchísimos años más.
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“El Encierro”, el Sádico y Macabro Caso de Sylvia Likens

El 26 de octubre de 1965, fue encontrado sin vida el cuerpo desnutrido, torturado y violado de Sylvia Likens. Una joven de 16 años, la tercera hija de Lester y Bertha “Betty” Likens, unos padres disfuncionales y con problemas económicos que, en junio de 1965, decidieron dejarla junto con su hermana pequeña Jennifer, al cuidado de una ama de casa llamada Gertrude Baniszewski, quien criaba a sus 7 hijos (de distintos y fracasados, matrimonios) y a quien habían conocido pocos días antes en la Iglesia.

Sylvia era una muchacha callada y agradable a la que todos querían, que además ayudaba fregando los platos y planchando. Su hermana Jennifer también era muy callada, y había nacido con una pierna encogida, que había ido avanzando hasta llegar a poliomielitis. A pesar de su discapacidad, se las arreglaba para bailar y montar en patineta, y llevar la vida normal de una niña de su edad. Sus padres pagaron a Baniszewski unos muy necesitados 20 dólares a la semana por cuidar de las niñas, y quedaron convencidos de que Gertrude cuidaría de Sylvia y Jenny como dos más de sus hijos.

Encabezados de los periódicos ssobre Sylvia Linkens
Gertrude Baniszewski pasó una vida de carencias materiales y emocionales. Su padre murió cuando ella tenía once años, dejando a su madre con seis niños para criar. Cinco años más tarde, a los dieciséis, Gertrude dejó el colegio y se casó con John Baniszewski, de dieciocho años. Tuvo cuatro hijos. Ella y John se divorciaron luego de diez años de relación.

Ella se casó de nuevo, esta vez con Ed Gutherie, pero esta unión sólo duró tres meses. Gertrude se dio cuenta de que había cometido un error. Luego cometió uno más grande: se volvió a casar nuevamente con su primer marido, John, y tuvo dos hijos más antes de divorciarse de él por segunda vez en 1963.

Nunca acostumbrada a estar sola, Gertrude se mudó con Dennis Lee Wright y, prontamente, dio a luz al niño número siete antes de que Dennis se fuera. Durante esta serie de embarazos, Gertrude también tuvo seis abortos.





Para 1965, Gertrude tenía treinta y siete años y se veía como una persona de sesenta. Fumaba sin parar, bebía constantemente, sufría de asma y tenía una serie de achaques. Su única entrada económica consistía en lo que podía extraer de los padres de sus hijos. Para completar sus gastos, planchaba ropa a encargo.

Un día, dos desconocidos llamados Betty y Lester Likens le pidieron a Gertrude que cuidara de sus dos hijas mientras ellos trabajan para un circo en Florida. Las dos niñas ya conocían a los hijos de Gertrude: los habían visto a la salida de la iglesia. Los padres le ofrecieron veinte dólares a la semana y Gertrude aceptó.

En el verano de 1965, Sylvia de dieciséis años, y Jenny de quince, se mudaron con Gertrude y sus hijos al 3850 de East New York St., en la pacífica ciudad de Indianápolis, Indiana.

La primera semana en la casa de Gertrude no ocurrió nada fuera de lo normal. Las dos chicas Likens parecían llevarse bien con los chicos Baniszewski.

Imagen de la película The Girl Next Door (2007) basado en la vida de Sylvia Likens

Siete días después de que las niñas llegaran a la casa de Gertrude, el cheque prometido por los padres se retrasó. Gertrude sin mediar palabras, les dijo: “Bien, perras, he cuidado de ustedes durante una semana por nada”; acto seguido, las llevó al sótano y las azotó con un cinturón. Jenny no aguantó el castigo y Sylvia se ofreció para que a ella le tocara también el castigo de su hermana; Gertrude accedió. Al día siguiente, llegó un sobre con los veinte dólares por correo; se había retrasado por una confusión del cartero.

Dos días más tarde, los Likens se tomaron un tiempo libre del empleo en el circo para pasar por la residencia de los Baniszewski para ver cómo estaban sus hijas. Por temor, las jóvenes no se quejaron ni contaron lo sucedido. Todo parecía estar bien, así que los Likens se regresaron tranquilos y convencidos de que todo estaba bien.

Poco a poco fueron pasando los días en aparente calma, hasta que por alguna razón Gertrude se convenció de que Sylvia estaba pasando demasiado tiempo en la tienda de alimentos. Sylvia trató de explicarle que había encontrado unas botellas de refresco vacías y estaba devolviéndolas para ganar un poco de dinero extra. Gertrude no quería oírla. Decidió castigar a Sylvia pegándole con una paleta. La paleta tenía un espesor de casi un centímetro.

Luego de esa primera vez, Sylvia siempre era culpada por romper las reglas de la casa. Cuando Gertrude se cansaba de sufrir de asma, ponía a su hija mayor, Paula como encargada de la paleta. Paula, una obesa chica de ochenta kilos, amaba su nuevo poder. Ella le aplicaba la paleta a Sylvia una buena cantidad de veces.

A medida que avanzaba el verano, parecía que para Gertrude todas las desgracias del mundo eran culpa de Sylvia. A la hora de la cena, en la mesa, Sylvia generalmente no recibía comida. Se le obligaba a observar cómo comían los otros. A veces, su hermana Jenny robaba un poco de pan para ella, pero era tanto el temor que sentía hacia Gertrude que nunca se atrevió a desafiarla.

Gertrude Baniszewski

 Los castigos empezaron a aumentar en intensidad y frecuencia. En una ocasión, Paula acusó a Sylvia de que hablaba mal de ella. Gertrude tomó a la niña, la puso en la sala, delante de todos, y comenzó a quemarle los brazos con un cigarrillo encendido. Todo se convirtió en un juego perverso, orquestado por una mujer diabólica que estaba descargando las desgracias de su vida en una niña indefensa. El abuso continuó, interrumpido solamente cuando los de afuera entraban en la casa.

Un día, el reverendo Roy Julian pasó a saludar. Se fue bastante preocupado por Gertrude, pues en su condición de enferma era difícil soportar tal contingente de niños. La señora Saunder, enfermera de salud pública, hizo una llamada. Gertrude explicó que una de las niñas a su cuidado, Sylvia Likens, era una prostituta y estaba corrompiendo a sus hijos. La señora Saunders se compadeció, pero nunca regresó. Gertrude decidió que Sylvia no estaba a la altura para dormir arriba con el resto de la familia.
La niña fue arrojada escaleras abajo con un empujón, al sótano que se parecía a un calabozo privado. Desde ese momento, sólo la alimentaron con galletas saladas y agua. Se desnutrió y deshidrató.

Cada cierto tiempo, los chicos la sumergían en baños hirvientes. Cuando era sacada, su cuerpo estaba rojo por el calor. Una vez se desmayó y fue arrastrada fuera del agua por el cabello. Sylvia, ahora cubierta por quemaduras de cigarrillos y otras heridas causadas luego de ser lanzada por el aire y arrastrada por el piso de cemento, recibió el tratamiento de Paula: le pasó sal por las heridas.





En varias ocasiones, ataban a Sylvia Likens a una viga de madera que había en el sótano, después de una gran cantidad de golpes que le propinaban ambos. En una ocasión, Richard Hobbs acogotó a Sylvia durante tanto tiempo que todo el mundo pensó que se había muerto.

Durante ese largo período, la señora Baniszewski contó por todo el vecindario que Sylvia era una prostituta, lo que causó que los vecinos no la miraran con buenos ojos. Luego obligó a la niña a escribir varias cartas donde detallaba escabrosos asuntos sexuales y confesaba que era una prostituta. Gertrude dijo además que Sylvia no había hecho más que causar problemas desde que llegó a su casa y que era una muchacha inmanejable, y que justamente por eso la había enviado al Reformatorio de Indiana.
Los vecinos y vecinas que vivían a lado de la casa de la señora Baniszewski oían gritos, lamentos, gemidos y golpes, pero no hicieron nada al respecto porque pensaron que era mejor no meterse en problemas.

El espíritu de Sylvia terminó por romperse y dejó de pelear por su vida. Fue el día en que Gertrude le ordenó a Jenny que cacheteara continuamente la cara de su hermana hasta que se pusiera totalmente roja. Luego del incidente, Sylvia ya no se resistió al abuso. Gertrude le arrancó la blusa y los pantalones cortos para dejarla totalmente desnuda; así permaneció de allí en adelante.

Silvia Likens después de ser torturada

Atada en el sótano, tiritaba de frío y sufría hambre y sed, además del abuso de todos los que deseaban solazarse en su dolor. Muchos niños y adolescentes convirtieron en rutina su viaje vespertino al sótano para golpearla, quemarla, tirarla al piso y patearla entre varios, morderla, besarla y abusarla sexualmente. Otros iban a presenciar las vejaciones y a burlarse. Llevaban a sus novias e invitaban a otros amigos. Frecuentemente, estos otros invitados también decidían participar en los tormentos a la niña.

Gertrude llegó en una ocasión a obligar a Sylvia a que se introdujera por la vagina una botella de cristal de Coca Cola, ante la mirada lasciva y divertida de sus hijos y sus amigos. La botella se rompió estando dentro de la niña y le desgarró las paredes vaginales. Todos celebraron el hecho con risas y aplausos mientras Gertrude fumaba un cigarrillo tras otro.

Gertrude se cansó de la tarea, pero Hobbs se hizo cargo del trabajo y lo completó. Esa tarde, Coy Hubbard pasó por la casa. Golpeó a Sylvia en la cabeza con un palo de escoba, dejándola inconsciente.

A la mañana siguiente, Sylvia estaba incoherente y hablaba sobre irse con sus padres y alcanzarlos en la feria donde se encontraban. Tenía moretones por todo el cuerpo, hedía a causa de la falta de aseo y sus cicatrices de quemaduras resaltaban por todas partes de su piel. Gertrude decidió que debía mojarla con la manguera. Una manguera de jardín fue llevada hasta el sótano. Todo el mundo se rió mientras el agua salpicaba sobre el demacrado cuerpo de Sylvia. En un momento, ella ya no se movió. Sylvia Linkens estaba muerta.

Richard Hobbs llamó a la policía con la vaga noción de que ellos le aplicarían respiración boca a boca para resucitarla y todo estaría bien. Al ver el cuerpo, los oficiales y médicos declararon que el de Sylvia Likens era el peor caso de abuso físico que habían investigado en la historia del estado de Indiana.

Sylvia Likens murió por hemorragia cerebral, shock y desnutrición.

En honor a Sylvia hay un pequeño monumento con su foto colocado por orden del Departamento de Policía de Indianápolis.

Los juicios fueron una sucesión de testimonios autoinculpatorios. Todos los adolescentes y niños aceptaron su culpabilidad y detallaron ante el horrorizado jurado los castigos a que habían sometido a la pequeña. Solamente Gertrude intentó zafarse de todo y lanzar la culpa sobre sus hijos y sobre los demás chicos. Declaró que ella no había sabido nada de lo que ocurría en su sótano, pero todos los demás dieron la misma versión: ella alentaba la tortura y participaba en ella. Jenny, la hermana de Sylvia, declaró lo mismo.

La mayoría de las personas que fueron invitadas a ver como torturaban a Sylvia, terminaban maltratandola también, la humillaron y violaron, y ellos parecían deleitarse con todos esos gritos de dolor y querían también maltratarla, en el momento del juicio, el fiscal les pregunto el porqué de su actitud, por qué maltrataban también a Likens, por qué no hicieron nada para ayudarla, todos contestaron que no sabían, ninguno de ellos supo justificar su actitud.

Gertrude Baniszewski fue hallada culpable de asesinato en primer grado y sentenciada a cadena perpetua. Se le recluyó en la Prisión de Mujeres de Indiana. Obtuvo su libertad condicional el 4 de diciembre de 1985, luego de estar veinte años en prisión. Poco antes de morir en 1990, Gertrude Baniszewski aceptó finalmente su culpabilidad, responsabilizando a sus problemas personales y a una serie de medicamentos que ingería.

Paula Baniszewski fue hallada culpable de asesinato en segundo grado y sentenciada a cadena perpetua. Obtuvo su libertad condicional el 23 de febrero de 1973, luego de servir siete años en prisión. Tuvo una hija en ese mismo año y la llamó Gertrude.

Coy Hubbard fue hallado culpable por homicidio impremeditado y sentenciado a 21 años de prisión. Se convirtió en un delincuente y volvió a la cárcel con frecuencia.

Richard Hobbs fue hallado culpable por homicidio involuntario y sentenciado a 21 años de prisión. Murió a los 20 años de cáncer de pulmón.

John Baniszewski Jr., pese a tener trece años de edad, fue sentenciado a cumplir 21 años de cárcel; fue el preso más joven del reformatorio de la historia de ese estado. Tras cumplir su condena, se convirtió en pastor laico, para contar su historia.

Stephanie Baniszewski fue hallada culpable por cómplice y fue sentenciada a cumplir 12 meses en prisión. Ella junto con Coy Hubbard arrojaron a Sylvia por las escaleras del sótano, lo que le produjo una hemorragia cerebral.

Gertrude Baniszewski, a su derecha Richard Hobbs durante el juicio.


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Polifagia, El Caso Tarrare: El Hombre Con Hambre Interminable.



La polifagia no es una isla de antropófagos en la Polinesia, sino un trastorno físico que implica un incremento anormal del apetito, asociado con frecuencia a ciertos tipos de diabetes, hipertiroidismo, bulimia y otras 

En años recientes, el término ha adquirido otras connotaciones debido a las competencias televisadas de consumo de grandes cantidades de alimentos, como perros calientes, pizzas o hamburguesas, pero ninguno de los participantes se compara con el polífago más famoso de la historia.

Tarrare nació durante la década de 1770 en el seno de una familia campesina francesa que vivía en las cercanías de Lyon. Desde muy joven su falta de saciedad se hizo notable, pues se decía que podía comerse hasta la cuarta parte de una vaca y seguir con hambre, y llegó hasta el punto de comerse el césped alrededor de la casa familiar, de la que finalmente fue expulsado.

Tarrare se unió a los bandidos y salteadores de camino, dedicándose a robar todo cuanto pudiese comerse, hasta que fue descubierto por un vendedor charlatán que lo empleó como acto introductorio a su venta de medicinas dudosas. En ese acto comía piedras, canastas de manzanas y hasta animales vivos, como gatos y ratas. Esta dieta le provocó una obstrucción intestinal y lo llevó a un primer viaje al hospital.

Al recuperarse, ya en plena efervescencia de la Revolución francesa, se unió al ejército, donde se convirtió en un problema para la logística, ya que era capaz de comerse las raciones de quince soldados y continuar hambriento.



Volvió a ser hospitalizado debido a un sentimiento de fatiga crónica y fue cuando los  médicos comenzaron a estudiar la polifagia de Tarrare, y a experimentar hasta dónde podía llegar. Se dice que llegó a tragarse una anguila viva, sin masticarla, a beber sangre de los heridos y comerse las cataplasmas, y finalmente, tras la misteriosa desaparición de un bebé, lo sacaron del hospital y de la milicia.

Tarrare no fue el único caso registrado de polifagia durante ese período. Se sabe de un soldado polaco que se pasó a los franceses y que luego fue capturado por los ingleses, Charles Domery (o Domerz), que llegó a comerse 178 gatos en un año y devoró la pierna perdida por un compañero debido a un cañonazo.



También se cuenta que mientras fue prisionero de los ingleses se comió más de veinte ratas y varias velas, pero su caso no está tan documentado como el de Tarrare.

Tarrare era un hombre de estatura mediana y delgado, pesaba alrededor de 50 kg, y los que lo conocieron decían que olía terriblemente mal, incluso a veinte pasos de distancia. Tras pasar unos años en el anonimato, apareció en un hospital de Versalles en 1798 manifestando fuertes dolores abdominales. Él creía que la causa de su malestar residía en un tenedor de plata que se había tragado, pero se le diagnosticó una tuberculosis en fase terminal y, después de una terrible diarrea, finalmente murió.

La autopsia reveló una deformación de la amígdala, una parte del cerebro, que podría ser la causa de su hambre insaciable, y un esófago inusualmente grande. El hedor de la descomposición era tal que los médicos no pudieron seguir examinándolo y se enterró rápidamente el cadáver.

A pesar de su fama en la historia no quedó el registro de su verdadero nombre, algunos historiadores han especulado con que el origen del apodo podría estar en una expresión de la época, “Bom-bom tarrare!”, usada cuando había una gran explosión y con la que aludían a las terribles flatulencias del campesino y soldado. Si es así sería el primer caso en que un nombre inspirado en esta función orgánica alcanza tales dimensiones históricas, dignas del hambre insaciable de Tarrare.


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